> echo Hace poco más de un año, cuando murió Shoya Tomizawa en el GP de Misano, escribí un post para pasar el mal rato y dejar salir las cosas de alguna manera. He caido en la cuenta de que esta vez no había escrito nada tras la pérdida del gran (super) Simoncelli, hace escasos 2 días. Aunque eso no es correcto. He escrito y mucho, pero sobre todo en Twitter donde muchos seguidores del mundial (profesionales y aficionados), de las motos y de este piloto hemos soltado nuestra rabia, frustración y pena, por algo que, en definitiva, es inherente a las motos, ya sean como deporte o como medio de transporte. Algo de lo que en ocasiones como esta sólo puedes culpar al empedrado, a la mala suerte o a lo que quieras… Pero que no ha sido otra cosa más que mala suerte. La FIM, DORNA y todos los implicados harán su investigación, pero no hay mucho que añadir a las declaraciones que ya hicieron junto con el equipo médico, ni nadie a quien culpar.

También he escrito mucho en Meneame, esa web donde el más tonto, no sólo no hace relojes, si no que comenta como hacerlos bien, aunque no haya visto uno en su vida. Desgraciadamente, en esa web, la noticias sobre motos son realmente ánecdóticas, pero la gente habla como si se calzaran el mono todo los días. Aunuqe confiesen que no son ni seguidores de este deporte. Como podéis imaginar, mi defensa de SuperSic ha sido tenaz. Hay gente que le ha llegado a culpar por no querer caerse o que dudaban de que se hubiera abrochado bien el casco (o que le quedaba grande por el pelo)… Estupideces y cosas impensables en cualquier profesional que no pueden haber sido dichas mas que por gente que ignora y no comprende el mundo de las motos y la competición.

También he bramado contra periódicos como Marca o el Daily Mail, que ha modo de pasquines de baja calidad informativa y alto contenido sensacionalista, se han dedicado a difundir las fotos del accidente sin mesura alguna, con el único objetivo de lucrase con la muerte de un piloto. No es así como queremos recordar a Marco.
Simoncelli era un gran piloto. Era rápido, agresivo, divertido, honesto y alguien que por lo que he podido leer en estos días se va a echar mucho más de menos en el paddock de lo que algunos creían. Los periodistas y pilotos lloran a Marco y descubren sus pequeñas anecdotas que contribuían a hacer de él una persona aún más grande que su propio físico. Especialmente emotivos me han parecido los artículos de Kevin Schwantz y Toby Moody.

Nosotros, los que no estamos allí, los que le veíamos correr casi cada domingo en la TV o desde una grada, le echaremos de menos en la pista. Echaremos de menos que nos haga levantarnos del sofá al verle luchar en cada curva o como provocaba las airadas y exageradas actuaciones de algunos comentaristas nacionales con sus adelantamientos. Simoncelli era diferente a otros pilotos. De todos los pilotos de la parrilla, él era mucho más parecido a su gran amigo Rossi (quien le consideraba un hermano pequeño y que, junto con Colin Edwards, también lo está pasando muy mal en estos momentos) tanto en personalidad, como en estilo de pilotaje. Incluso en el cariño de su cada vez más numerosa afición. El no era un robot más en una máquina cuasi perfecta. El era un piloto al que fácilmente nos podríamos haber imaginado domando una 500, luchando de tú a tú con grandes pilotos de la vieja escuela. Para después bajarse riendo de la moto.

La única manera de recordar a Marco Simoncelli es sonriendo, con su enorme melena afro al viento. O encima de la moto, dando siempre el 100%, haciendonos disfrutar, luchando por una plaza en la pista y por su pasión en la vida.

Hasta siempre, Marco!